martes, 25 de diciembre de 2007

Esto es de ayer...

Ok me recuperaré con mas post's.

A manera de continuación


El sonido de la sirena satura mi cabeza, los ojos se me llenan de lagrimas, en mi boca la saliva se mezcla con sangre y las palabras se me atoran en la garganta, quiero decirte algo y no puedo, me voy y esas palabras no sale de mi boca.

Después de ese día, no te he vuelto a ver. Mi papá no me habla, ha estado molesto por algo, se le ve cansado parece que no ha dormido bien, también camina como distraído, su mirada es de tristeza. Tal vez sea un problema con su esposa, tal vez se quieren separar, tal vez esté enfermo y no nos lo quiere decir, tal vez.

Como sea, yo tampoco he estado muy bien, últimamente me siento diferente, intranquilo, "Disperso, como mantequilla embarrada en demasiado pan", diría Bilbo. Me duele el pecho, me duele no verte.

Ni siquiera he tenido ganas de ver películas, o de leer. Lo único que acierto a hacer es hojear nuestro libro. ¿Recuerdas cómo era? Tenía un forro de tela blanca, tú lo forraste, de hecho lo encuadernaste en la escuela. Ahora que vuelvo a leer todo lo que escribimos, me da una especie de nostalgia mezclada con enojo y frustración. Si alguien leyera lo escrito por nosotros, no se imaginaría en lo que acabamos, y de qué forma. Demonios que patético.

Pero a pesar de todo eso y a pesar mío, te amo, y creo que no te lo he dicho, no pude decírtelo.

Todavía te recuerdo junto a mi, acostados en mi cama o tumbados en el sillón. Últimamente han venido a mi cabeza muchos recuerdos de tí tan simples como tu olor o mas complejos como conversaciones enteras.

Me he despertado sudando frío, mis sueños contigo de pronto se convierten en pesadillas, el pecho me quema y no me deja respirar. Llevo días sin dormir bien y lo poco que duermo, sueño contigo. No parece tan mal, pero después empeora: el aire frío golpea mi cara, tu sentada, lloras y me gritas cosas que no alcanzo a oír, sólo escucho murmullos y un ruido ensordecedor, como una turbina de avión que va de menos a más, el pecho me arde me estalla, las hojas de los árboles caen en mi cara, el ruido lo abarca todo, el dolor es horrible insoportable y despierto sudoroso, boqueando, pensando en ti. Pero no he tenido el valor para hablarte por teléfono, te mande algunos mails pero no los has contestado.

¿Ahora qué hago? Me pregunto a cada rato. ¿Será que invente todo?, ¿será que eres parte de mi imaginación?, ¿será que tú eres sólo un sueño?

Creo que me estoy volviendo loco, por que he oído que dices mi nombre, es como un susurro en mi oído, un escalofrío en mi espalda. También te oigo llorar y llamarme entre sollozos. ¿Qué significa eso?

No recuerdo cuando salí del hospital. Todavía me cuesta trabajo caminar, por eso salgo muy poco de mi casa. No encuentro a nadie que me diga algo de ti, el teléfono esta ocupado o fuera de servicio, y por eso estoy aquí, esperándote, devolviéndote la atención, pero con la diferencia de que yo no he tocado la puerta, ni pienso hacerlo. Espero en la avenida que cruza la calle en donde vives, junto a la tienda de botes de basura. Ya he estado unas cuantas hora y no te he visto, un señor de negro, que esta en la calle de enfrente, también ha estado esperando algo o a alguien, creo que llegamos al mismo tiempo. No ha dejado de llorar, ha de estar borracho o algo así, pero llora desconsoladamente, es un pordiosero, eso parece por su ropa sucia y rota y por su mala pinta, ha de estar drogado.

Otra hora más, mi respiración se hace más difícil, mi pecho me duele demasiado. Nadie sabe que vine a verte, ni siquiera yo lo sabía cuando salí de mi casa. Estoy sentado como una gárgola en la fachada del edificio a mi espalda. Inmóvil observo al tipo de enfrente, sigue llorando, ahora se revuelca en el suelo, pero nadie lo ayuda a levantarse, la gente pasa sin siquiera verlo. Eso me hace acordarme de ti, de la pesadilla que no me deja dormir: el sonido ensordecedor acaba con un estallido, el silencio se apodera de todo, las hojas, lentamente caen en mi rostro, el cielo se empieza a hacer rojizo, casi purpúreo. Tú te me acercas corriendo, lloras abundantemente, tu pelo se revuelve en el viento con tus movimientos. Dices algo pero no logro oír nada y tu boca sólo se mueve de arriba a bajo y entre espasmos que provoca el llanto, acercas tu cara a la mía, tus labios me besan. Me doy cuenta de que estoy temblando, y aun así el calor en mi pecho es inmenso. Las palabras se me han quedado atoradas, me raspan la garganta, me raspan por dentro, no me dejan, se quedan en mi pecho…

…Y entonces sucede. La puerta de tu casa se abre entre chirridos, nunca me gusto esa puerta era muy ruidosa. Te veo, ahí estas, con tu cabello un tanto descuidado, sin maquillaje, al natural, siempre te viste mejor así. Vas vestida de negro, así resaltan tus ojos color miel.

Me levanto lo más rápido que puedo, el dolor en el pecho me hace desistir de echarme a correr a tu encuentro. Te sigo siempre del otro lado de la acera. Hace tanto que no te veía, que se me hace irreal que estés cruzando la calle. Te sigo unas cuantas calles más, no quiero gritarte pero no puedo alcanzarte Otra vez el pecho me quema, intento pasar rápido la calle para darte alcance antes de que te me vayas y otra vez, el dolor regresa no puedo moverme, siento mi pecho estallar y la sangre caliente esta por todos lado, tus lagrimas, tu cara, en mi, en todos lados. Me caigo y el suelo no me detiene, solo veo una sombra negra, impenetrable que me sigue.

La mirada se me aclara, me levanto lo más rápido que puedo y te veo entrar a un edificio. Entro a buscarte y no veo nada, esta oscuro y solo oigo que lloras. Te sigo y en el cuarto en donde te veo entrar hay flores, sombras de negro y tu estas en el rincón. En medio del lugar se encuentra un ataúd. Me quedo en el marco de la puerta, no sé que hacer. Una imagen junto a la caja me hace señales. Es la persona que lloraba frente a tu casa, aún lo hace. Me acerco a él. Me hace señas de que mire dentro del ataúd, no puedo hacerlo, de pronto siento un miedo increíble. El sonido se ha ido, solo queda un silencio aturdidor, depresivo, lacerante. Con su mano me toma la cara y me obliga a ver. El tacto de su mano es de hielo, quema. Cuando veo mi cara, mi cuerpo, dentro de la caja todo se me olvida. Pero el frío me atrapa, me doy cuenta de lo que sucede, de lo que paso ese día. Volteo al rincón donde estas. No puedo decirte ni hacer nada. Tu me disparaste amor.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

changos, que trágico!. Si esta es la continuación, algun dia leeremos el inicio?

Suerte! Hay que ponernos al corriente con este ejercicio.

Markito Rockea! dijo...

Yo sabia que fumar marihuana tenia que dejar algo bueno!

Saludos!

tanukiSs dijo...

si!! muy trágico y muy fuerte ...
mientras lo lei me imagine algo, pero no asi :O

vida despúes de la muerte, kool!!!

descriptivo, me gusto =D

sigue subiendo más cosas ;)
U can do it !!!